Los Libertadores

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extrait Concert d'Aigues-Mortes 09/2016

Aquí viene el árbol, el árbol
de la tormenta, el árbol del pueblo.
De la tierra suben sus héroes
como las hojas por la savia,
y el viento estrella los follajes
de muchedumbre rumorosa,
hasta que cae la semilla
del pan otra vez a la tierra.

Aquí viene el árbol, el árbol
nutrido por muertos desnudos,
muertos azotados y heridos,
muertos de rostros imposibles,
empalados sobre una lanza,
desmenuzados en la hoguera,
decapitados por el hacha,
descuartizados a caballo,
crucificados en la iglesia.

Aquí viene el árbol, el árbol
cuyas raíces están vivas,
sacó salitre del martirio,
sus raíces comieron sangre
y extrajo lágrimas del suelo:
las elevó por sus ramajes,
las repartió en su arquitectura.
Fueron flores invisibles,
a veces, flores enterradas,
otras veces iluminaron
sus pétalos, como planetas.

Y el hombre recogió en las ramas
las corolas endurecidas,
las entregó de mano en mano
como magnolias o granadas
y de pronto, abrieron la tierra,
crecieron hasta las estrellas.

Éste es el árbol de los libres.
El árbol tierra, el árbol nube,
el árbol pan, el árbol flecha,
el árbol puño, el árbol fuego.
Lo ahoga el agua tormentosa
de nuestra época nocturna,
pero su mástil balancea
el ruedo de su poderío.

Otras veces, de nuevo caen
las ramas rotas por la cólera
y una ceniza amenazante
cubre su antigua majestad:
así pasó desde otros tiempos,
así salió de la agonía
hasta que una mano secreta,
unos brazos innumerables,
el pueblo, guardó los fragmentos,
escondió troncos invariables,
y sus labios eran las hojas
del inmenso árbol repartido,
diseminado en todas partes,
caminando con sus raíces.
Éste es el árbol, el árbol
del pueblo, de todos los pueblos
de la libertad, de la lucha.

Asómate a su cabellera:
toca sus rayos renovados:
hunde la mano en las usinas
donde su fruto palpitante
propaga su luz cada día.
Levanta esta tierra en tus manos,
participa de este esplendor,
toma tu pan y tu manzana,
tu corazón y tu caballo
y monta guardia en la frontera,
en el límite de sus hojas.

Defiende el fin de sus corolas,
comparte las noches hostiles,
vigila el ciclo de la aurora,
respira la altura estrellada,
sosteniendo el árbol, el árbol
que crece en medio de la tierra. 

Traduction
 Voici l’arbre,
L’arbre de l’orage, l’arbre du peuple.
Ses héros montent de la terre
Comme les feuilles par la sève,
Et le vent déchire son feuillage
De foule grondante.
Alors la semence du pain retombe
À nouveau dans le sillon.

Voici l’arbre,
c’est l’arbre nourri par les cadavres nus,
Des morts fouettés et estropiés,
Des morts aux visages insupportables,
Empalés au bout d’une lance,
Recroquevillés dans les flammes,
Décapités à coups de hache,
Ou crucifiés dans les églises.

Voici venir l’arbre, c’est l’arbre
dont les racines sont vivantes.
Les cendres des martyrs furent son engrais,
Ses racines ont bu leur sang :
Du sol il a puisé leurs larmes,
Il les a élevées dans son feuillage
Et les a répandues dans son architecture.
Elles furent fleurs, invisibles quelquefois,
Fleurs enterrées.
D’autres fois, leurs pétales s’illuminèrent
Comme des planètes.

Et l’homme recueillit dans ses branches
Les corolles endurcies.
Il les tendit de main en main
Tels des magnolias ou des grenades,
Et brusquement, elles surgirent de la terre,
Et grandirent jusqu’au ciel.

C’est lui, l’arbre des hommes libres.
L‘arbre-terre, l’arbre-nuage,
L’arbre-pain, l’arbre-sarbacane,
L’arbre-poing, l’arbre-feu.
Inondé par l’eau tumultueuse
De notre époque de ténèbres,
Son mât décrit dans le roulis
Les arènes de sa puissance.